De aliado de Gustavo Petro a opositor dentro de la misma izquierda, Luis Carlos Reyes, mejor conocido como Mr. Taxes, quiere abrirse paso hacia la Presidencia en 2026 con una bandera clara: recuperar el discurso anticorrupción y anticlientelista que, según él, el actual Gobierno dejó de lado.
Reyes, quien fue director de la DIAN y luego ministro de Comercio en el gabinete de Petro, asegura que su salida del Gobierno no solo estuvo marcada por diferencias ideológicas, sino también por presiones de políticos tradicionales que, afirma, exigían cuotas burocráticas. Pantallazos, denuncias y choques públicos con figuras como Armando Benedetti y Roy Barreras fueron apenas el inicio de su distanciamiento.
Hoy, el economista está en el centro de un pleito abierto con su antiguo jefe. Demandó al presidente por injuria y calumnia, luego de que este lo acusara de “torpedear” un decreto que prohibía la exportación de carbón a Israel. Para Petro, la maniobra de Reyes fue una “barbaridad ética” que lo convirtió en un “gatopardo”; para Reyes, en cambio, lo que hay es manipulación política que pone en riesgo su vida y la de su familia.
Lo paradójico es que Reyes no se define como antipetrista. Habla de pospetrismo: un camino para la izquierda que mantenga banderas como la justicia social, la reforma agraria y laboral, pero sin el clientelismo que, según él, se coló en el proyecto del “cambio”. Desde su visión, la izquierda debe recuperar con orgullo la lucha contra la corrupción, incluso si eso significa enfrentarse al propio presidente.
Su candidatura todavía es un esbozo: no tiene partido, no ha definido el mecanismo de inscripción y tampoco acumula experiencia electoral. Lo que sí posee es visibilidad pública, sobre todo gracias a su presencia en TikTok, donde se ganó la reputación de ser el funcionario más mediático del gabinete. Confía en que ese capital digital se convierta en fuerza política.
“Quiero trabajar con el campesino y con el empresario; quiero demostrar que se puede gobernar sin la corrupción como muleta”, repite Reyes. En un escenario donde la mayoría de precandidatos de izquierda buscan el aval de Petro, él camina en sentido contrario, dispuesto a quedarse solo con su bandera anticorrupción. No le importa. Dice que no tiene nada que perder.

