“Esto es morir en vida”. Con estas palabras, Angie Bonilla, madre de Lyan Hortua, un niño de apenas 11 años, describió el dolor que vive desde hace más de dos semanas, tras el secuestro de su hijo en el municipio de Jamundí.
El pequeño fue sacado a la fuerza de su casa el pasado 3 de mayo por varios hombres encapuchados y armados. Desde entonces, no se sabe con certeza dónde está ni cuál es su condición. Su familia vive una angustia permanente, mientras las autoridades adelantan operativos de búsqueda que hasta ahora no han dado resultados.
“Mi niño sufre de inflamación en los pulmones y no puede recibir atención médica. No me imagino que algo le pase, no sé dónde está. Pido misericordia, presidente, que me mire con ojos de amor y compasión, que también es padre. Yo solo pido que me devuelvan a mi hijo. El perdón ya está”.
También le habló directamente a Lyan, con un mensaje cargado de amor y esperanza:
“Hijo de mi alma, eres un niño valiente. Gracias por estar firme. Sé que lo vas a lograr.”
Las investigaciones apuntan a que el secuestro habría sido perpetrado por la estructura Jaime Martínez de las disidencias de las Farc, al mando de alias ‘Oso Yogui’. De acuerdo con la alcaldesa de Jamundí, Paola Castillo, el rapto habría sido un “error” y se estaría considerando la entrega del menor.
“Al padre Omar le manifestaron que el niño está en buenas condiciones de salud y que hubo una intención de entregarlo. También aseguraron que se trató de un error”, señaló la alcaldesa.
Las autoridades han ofrecido una recompensa de 200 millones de pesos por información que conduzca a la liberación de Lyan. El director de la Policía Metropolitana de Cali, general Carlos Oviedo, indicó que el caso se trataría de un secuestro extorsivo, dirigido originalmente contra el padrastro del menor.
La Misión de Verificación de la ONU y la Arquidiócesis de Cali han ofrecido su mediación para facilitar una entrega humanitaria. Ambas entidades manifestaron su disposición y solidaridad con la familia del menor.
Mientras tanto, el país entero se mantiene en vilo por la suerte del pequeño Lyan, cuyo caso ha conmovido profundamente a la opinión pública.

