Una tragedia sacudió la noche del pasado 30 de agosto al municipio de San Alberto, en el departamento del Cesar. Un menor de tan solo dos años perdió la vida luego de ser atacado por un perro de raza pitbull al interior de una vivienda en el barrio Altos del Porvenir.
Según los primeros reportes, el pequeño se encontraba comiendo una papa rellena cuando el animal, que sería propiedad de su propio tío, lo atacó violentamente al intentar arrebatarle el alimento. El perro mordió al niño en el tórax, el cuello y la cabeza, causándole heridas de extrema gravedad.
Los familiares del menor lograron separarlo del animal y lo trasladaron de inmediato al hospital Lázaro Alfonso Hernández, donde fue atendido por personal médico. Sin embargo, debido a la gravedad de las lesiones, el niño no sobrevivió.
Tras el fatídico hecho, miembros de la comunidad, consternados por lo ocurrido, arremetieron contra el canino, al que posteriormente sacrificaron. El cuerpo del perro fue dejado frente a una vivienda del sector.
El perro presuntamente pertenecía al tío del menor fallecido, quien ahora podría enfrentar sanciones legales conforme a la legislación colombiana sobre tenencia de razas potencialmente peligrosas. De acuerdo con la Ley 746 de 2002 y el Código Nacional de Policía, los propietarios de este tipo de animales son responsables por los daños que estos ocasionen.
Las sanciones pueden incluir multas de hasta dos salarios mínimos legales mensuales vigentes (aproximadamente $2.320.000), además de posibles procesos penales por lesiones personales o incluso por homicidio culposo si se comprueba negligencia. También podrían ser obligados a responder con indemnizaciones a las víctimas o sus familias.
Para evitar este tipo de incidentes, la ley exige que los propietarios de perros potencialmente peligrosos los registren, contraten una póliza de responsabilidad civil, y aseguren el uso de bozal y correa en todo momento cuando estén en espacios públicos.
A través de redes sociales, los familiares del menor han hecho un llamado a la solidaridad ciudadana para reunir recursos que les permitan cubrir los gastos funerarios del pequeño.
El trágico hecho ha generado conmoción en San Alberto y ha reabierto el debate sobre la tenencia responsable de mascotas, especialmente de razas que, por su fuerza y temperamento, representan un riesgo si no se manejan adecuadamente.

