El dolor y la desesperación se apoderaron de Cali tras la fuerte explosión registrada en inmediaciones de la Base Aérea Marco Fidel Suárez. En medio del caos, uno de los momentos más conmovedores quedó marcado en la memoria de quienes estuvieron presentes: una madre, herida y postrada en el piso, suplicaba con lágrimas que los socorristas atendieran primero a su hijo.
“¡Atiendan a mi hijo primero, por favor!”, gritaba entre el ruido de sirenas y el humo que aún cubría la zona. Su ruego, cargado de amor y desesperación, reflejó la tragedia humana detrás de este acto terrorista que ha dejado víctimas, dolor y miedo en toda la ciudad.
Los testigos aseguran que la mujer no pensaba en sus propias heridas, solo en la vida de su hijo, lo que generó lágrimas y silencio entre quienes presenciaban la escena. La imagen de esa madre aferrada a su niño se convirtió en símbolo del sufrimiento caleño y del clamor de cientos de familias golpeadas por la violencia.
Juan Diego iba con su mamá a comprar unos útiles de barbería al centro, jamás se imaginó que pasar por la calle cerca a la guarnición militar sería su último día
La explosión justo se dio cuando transitaban en la moto por ese lugar, Juan Diego recibió toda la carga explosiva en el pecho, perdiendo la vida de manera inmediata, pero también en un acto de amor protegió a su mamá del impacto.
Sin embargo ya en el piso, la escena de mama e hijo generó lágrimas de quienes trataban de auxiliarlos, su mama en un acto de desesperación y herida alcanzó a tomar la mano de su hijo para que reaccionara, pues penso que seguía vivo, y gritaba con las pocas fuerzas que tenía que fuera atendido el primero. Una imagen que seguramente, nunca en la vida sacara de su mente.
La ciudad sigue conmocionada mientras las autoridades investigan lo ocurrido. Entre tanto, la voz de esa madre retumba en la conciencia de todos: un grito de amor en medio de la barbarie.

