El presidente Gustavo Petro volvió a defender con vehemencia la nueva reforma tributaria de su Gobierno durante una alocución presidencial en la noche de este martes, 2 de septiembre. Aunque aseguró que el proyecto no afectará a la mayoría de los colombianos, varias de sus declaraciones dejan más dudas que certezas sobre quién terminará pagando la cuenta.
“El pobre no usa casi gasolina, el que más usa es el de las 4 puertas”, afirmó el jefe de Estado, en un intento de mostrar que los nuevos impuestos recaerán sobre los más pudientes. Sin embargo, la gasolina sigue siendo un insumo transversal para toda la economía, y cualquier modificación en sus precios golpea directamente el bolsillo de la población en general.
Petro insistió en que la reforma busca cobrarle más a los “riquísimos” que esconden capitales en paraísos fiscales. “La secretaria de un banquero paga más impuestos que el banquero y eso no puede ser así”, dijo. Pero al mismo tiempo advirtió que, si el Congreso tumba la propuesta, “no quedará más recurso que la gasolina” para financiar el déficit de 70 billones, generado según él por el Gobierno de Iván Duque y el exministro José Antonio Ocampo. Una amenaza que, en la práctica, termina trasladando el costo al ciudadano común.
En su discurso también arremetió contra la Corte Constitucional, acusándola de haber actuado con “odio y codicia” al hundir parte de la primera reforma tributaria, lo que según Petro benefició a los más ricos y a las empresas de hidrocarburos. De igual manera, señaló a la oposición en el Congreso de intentar “ahogar financieramente los programas del cambio”.
Pese a la retórica contra banqueros y empresarios, el trasfondo es claro: el Gobierno necesita recursos urgentes para sostener su agenda social y el hueco fiscal. Y aunque Petro insiste en que los pobres no serán los afectados, la amenaza de gravar la gasolina muestra que, de una u otra manera, el impacto podría terminar recayendo sobre la mayoría de los colombianos.

