En Colombia, el sueño de tener casa propia parece volverse cada vez más lejano. Los altos precios de los inmuebles y las dificultades para acceder a créditos hipotecarios han llevado a que 7 de cada 10 colombianos prefieran vivir en arriendo.
De acuerdo con un estudio del Banco de la República, dirigido por Luis Armando Galvis, entre 2008 y 2024 las brechas en los precios de alquiler se han ampliado, generando mayores desigualdades en el poder adquisitivo de los hogares. Aunque el salario mínimo es uniforme en todo el país, los costos de arriendo varían hasta en un 25 % entre una ciudad y otra. Esto significa que dos personas con el mismo ingreso pueden tener realidades económicas muy diferentes dependiendo del lugar donde vivan.
“Con lo que pago hoy de arriendo no cubriría ni la mitad de la cuota de un crédito por el 70 % del valor de un inmueble en la misma zona”, comenta Andrés Mauricio Bonilla, residente en Bogotá, quien considera que arrendar es, por ahora, la opción más viable.
Según Fedelonjas, el 40,5 % de los hogares colombianos vive en arriendo, mientras que solo el 36 % es propietario. La mayoría de quienes alquilan pertenecen a los estratos 1, 2 y 3, y cerca del 95 % de los contratos se hace de forma verbal, sin documentos legales que respalden el acuerdo.
La tendencia al arriendo crece en medio de un panorama donde la compra de vivienda se vuelve un lujo para muchos. Las diferencias en precios y la falta de políticas efectivas de vivienda asequible siguen marcando el acceso desigual al derecho a un techo digno en Colombia.

